Terminada la Feria de septiembre, las familias albaceteñas hacen frente a un nuevo curso y todo lo que éste conlleva: libros de texto, material escolar, nuevos horarios y, por la tarde, actividades extraescolares. Aquí es donde entran en juego los centros de enseñanza privada, las tradicionales academias que desde antaño vienen reforzando la formación de niños y adolescentes respecto -especialmente- al conocimiento de diferentes idiomas y al apoyo escolar.
Con el nuevo curso en ciernes, la Asociación de Centros de Enseñanza Privada prevé una «buena temporada», no ya porque la demanda vaya a incrementarse, sino porque el sector ha sabido diversificar y ampliar su oferta para no tener que cerrar.
Refuerzo escolar, idiomas, oposiciones, formación a desempleados, acceso a ciclos formativos, apoyo de ESO y Bachiller, etc., conforman hoy en día una amplia oferta elaborada por las academias, no sólo para hacer frente a la crisis sino al invencible intrusismo laboral que históricamente vive el sector y contra el que opina debe acabar la administración pública dado que «nosotros no estamos para eso; estamos para garantizar la calidad de la enseñanza».
Al menos así lo explica la presidenta de la Asociación de Centros de Enseñanza Privada (Acepa) -asociación integrada en FEDA-, Dulcinea López Arce, quien asegura que, de cara al curso 2014-2015, las perspectivas de negocio no son «malas», si bien siguen reclamando la necesidad de que el Ayuntamiento de Albacete, a través de la inspección de consumo y de la Concejalía de Urbanismo, controle los centros que trabajan sin licencia de apertura y sin cumplir la normativa legal, academias que por lo general se instalan en pisos particulares y son dirigidas por varios maestros y profesores. Para López Arce, aquel joven estudiante de cualquier carrera universitaria que imparte clases particulares para poder pagarse los estudios es el mal menor para las academias legales: «El particular no nos hace daño, quien nos hace mucho daño son las academias clandestinas, centros que ofertan horario de mañana y tarde y potencian la economía sumergida; eso son a los que tiene que perseguir la administración», indica Dulcinea López Arce. Asegura que es «muy fácil» detectar este tipo de negocios que, sin pudor alguno, se anuncian en carteles -por ejemplo- en los que informan de la preparación de oposiciones en una casa particular ubicada en un quinto piso: «Imagino que igual que lo veo yo, lo pueden ver los responsables municipales; lo suyo sería que el Ayuntamiento pusiera un funcionario que vigilara y controlara estos negocios clandestinos».
En busca de la excelencia. A pesar de todo, la presidenta de Acepa se muestra muy optimista respecto a las expectativas de negocio que se abren con el nuevo curso, especialmente en lo que se refiere a las clases de refuerzo escolar porque, hoy en día, para los padres la formación complementaria de sus hijos «es muy importante» y por eso buscan «centros que garanticen una respuesta a sus necesidades y ofrezcan una enseñanza de calidad». De ahí que suelan inclinarse por academias «con mucha experiencia» o por otras recién abiertas pero que tengan sus aulas y sus oficinas abiertas a la calle. En este sentido, López Arce afirma que los padres «se siguen fiando más, se sienten más seguros de las academias y centros de enseñanza privada que de las clases particulares».
En el caso del refuerzo escolar, la presidenta de Acepa cuenta que son muchos los alumnos de Bachiller que acuden a estos centros de enseñanza para conseguir la excelencia con el fin de alcanzar una mayor nota, un objetivo que también persiguen muchos estudiantes de los ciclos medios y superiores de Formación Profesional. Además, «quien estudia en este tipo de academias consigue muy buenos resultados», sentencia finalmente Dulcinea López Arce.
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